En México, cada 10 de mayo se conmemora el Día de las Madres, día en el que recordamos que son imprescindibles más y mejores políticas dirigidas a la plena protección de la maternidad y de los cuidados en toda la amplitud de la palabra.

Sabemos que en nuestro mundo, no solo las madres maternan y que existe una poderosa cadena de mujeres que, por diferentes razones, desde familiares hasta económicas, juegan ese importante y valioso papel para el sostenimiento de la vida.

Desde el Inmujeres felicitamos y reconocemos las maternidades, en su diversidad: madres y abuelas jefas de hogar, trabajadoras, adoptantes, con discapacidad, las que viven con VIH, las indígenas, afromexicanas, migrantes, jornaleras agrícolas, luchadoras sociales, lesbianas y trans y los millones de mujeres que día tras día ocupan su jornada atendiendo los hogares y a sus seres queridos, sin recibir remuneración por ello y muchas veces, sin el necesario reconocimiento.

En el Inmujeres sabemos también que el hogar ha sido, desde siempre, el espacio de trabajo no reconocido para las mujeres, donde el mito de la “buena madre”, expresión de la abnegación y sacrificio, ha confinado simbólicamente a las madres al ámbito doméstico, limitando sus oportunidades de desarrollo personal.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENUT) 2019 del INEGI, la razón por la cual el 57 % de las mujeres que buscaban empleo han dejado de hacerlo, es por no tener cómo resolver el problema de los cuidados de bebés, niñas, niños, y personas dependientes que por la naturalización de los cuidados, parecen ser responsabilidad única de las mujeres del hogar. El porcentaje en el caso de los hombres es del 6%.

Además, la ENUT 2019, muestra que las mujeres que trabajan de manera remunerada más de 40 horas a la semana, en promedio dedican adicionalmente 32.7 horas semanales al trabajo no remunerado de los hogares, mientras que los hombres solo dedican 14.8 horas. Es decir, la diferencia es de 17.9 horas de trabajo no remunerado más para las mujeres.

Resolver la desigualdad en la carga de cuidados entre mujeres y hombres, nos exige:

– Avanzar hacia sociedad de los cuidados que considere inversiones públicas y privadas, así como reformas legislativas y de política pública que distribuya de manera equitativa y valorice estas labores.

– Que las familias en toda su diversidad, las comunidades, el Estado y el Sector Privado avancen hacia la corresponsabilidad en el trabajo de cuidados no remunerados, lo cual implicará aumentar los servicios de cuidados;

– Avanzar hacia la consolidación de un Sistema Nacional de Cuidados que permita la articulación de los servicios existentes, la creación progresiva de los nuevos, para lograr una conciliación de la vida laboral con la personal y familiar para que los servicios sean suficientes, de calidad y seguros y además, atiendan las diversas necesidades en igualdad de condiciones.

Además, crear un Sistema de Cuidados se convertirá en una de las estrategias más sólidas para la recuperación económica durante y después de la pandemia del Covid-19.

Desde el Inmujeres llamamos a la corresponsabilidad y al cambio social para que se respete la vida de las mujeres y para que la maternidad sea una elección y no una imposición sobre los proyectos de vida de las niñas, adolescentes y las mujeres.