Irma Hernández San Gabriel aseguró que muchas mujeres prefieren no denunciar la violencia que sufren, ya que puede más el vínculo afectivo que sienten por su pareja, así lo informó la encargada del Centro Integral de Justicia para las Mujeres (CEJUM), en Xalapa, Veracruz, en una rueda de prensa para hablar sobre el “empoderamiento de las mujeres violentadas”.
La coordinadora general del CEJUM precisó que ‘muy pocas’ de las mujeres que acuden al Centro a buscar atención y orientación presentan una denuncia: “Por lo regular, de 10 mujeres que se acercan, 8 son por violencia familiar y sólo 6 o 5 denuncian. Aquí impera más el amor que tienen hacia el hombre. Muchas mujeres, vaya, creo que a veces disfrutan esos golpes cuando ellas aman”, señaló la funcionaria.
Hernández San Gabriel dio a conocer que en lo que va del año, en el CEJUM se han atendido a 2 mil 275 mujeres víctimas de violencia, de las cuales, sólo 651 presentaron una denuncia, lo que representa menos del 30 por ciento del total, ya que no se logró convencer a todas.
“Ha aumentado (…), esto ha crecido no porque haya más violencia, sino porque ya la mujer sabe a dónde acudir”, aseveró Hernández San Gabriel.
En la reunión con medios de comunicación, la coordinadora y las funcionarias del Centro explicaron que las mujeres que atienden en ocasiones llevan años y hasta décadas siendo violentadas. “Han sido violentadas, y generalmente la violencia es gradual, viene de menos a más; entonces lo que estaban diciendo hace rato, viene la usuaria, se le dice que puede poner una denuncia y al decirle que a lo mejor el agresor puede ser procesado, “hay muchas veces que ellas dicen que no quieren, es que pobrecito, es que es el papá de mis hijos”, expuso Mónica Beatriz Lobato López, jefa del Departamento de Vinculación Interinstitucional.
Lamentaron que muchas mujeres se nieguen a presentar una denuncia por el apego emocional que tienen con sus agresores, pues uno de los objetivos del Centro es prevenir el máximo delito, que es el feminicidio, por lo que, a quienes no presentan denuncia, les ofrecen talleres para darles seguimiento, pero algunas asisten y otras no.
Agregaron que una mujer violentada debe tener entre 12 y 15 sesiones psicológicas para romper con el círculo de violencia, que en ocasiones se prolonga por años.
Por otro lado, además de las estancias temporales de 72 horas, a las personas agredidas, se les invita a capacitaciones, cursos y talleres mediante distintos programas, y se les da seguimiento a las posibles crisis que puedan tener para que no regresen con sus agresores.
CRÍTICAS ANTE DECLARACIONES
Luego de la información proporcionada por las responsables del Centro Integral del Justicia para las Mujeres del Estado de Veracruz (CEJUM), principalmente por la Mtra. Irma Hernández San Gabriel, diversos columnistas y medios de comunicación, han publicado su postura al respecto, en la que señalan que tales declaraciones fueron externadas “sin perspectiva de género y para revictimizar a las mujeres que acuden a solicitar apoyo”.
Como ejemplo, está el documento que las integrantes de la Red de Mujeres Feministas de Veracruz (REMUFEVER) hicieron público en sus redes sociales, el oficio que entregaron en las oficinas de la Coordinadora General del Centro de Justicia para las Mujeres, en el que expresan su postura sobre “sus declaraciones revictimizantes contra las mujeres que viven violencia”.
En su carta, señalan que lo dicho por Irma Hernández se clasifica como violencia de género de acuerdo con el artículo 8° de la ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Veracruz.
En otro apartado, escriben que una persona encargada de una dependencia tan importante para las mujeres veracruzanas, no puede desconocer las profundas raíces históricas de la violencia de género que se aplica a las mujeres desde el 2,500 AC.
Así mismo, detallan que en muchas ocasiones las mujeres no denuncian los abusos que han padecido por parte de sus parejas debido a una estructura cultural que las subordinó a un papel de inseguridad del que es muy difícil salir.
Es ahí donde radica el papel de los institutos para atender la violencia de género, donde no se minimicen situaciones de tal índole, se señala en el documento.