El home office, al parecer, llegó para quedarse, pues en el inicio de la pandemia la transición hacia esta modalidad de trabajo fue apresurada debido a las condiciones apremiantes. En este sentido, es importante repensar el home office y mejorar las condiciones, sobre todo, en relación al número de videollamadas laborales.

En el contexto post-pandémico se deben de replantear ciertas cuestiones para mejorar la experiencia de todos.

Uno de los principales desafíos de las empresas debe ser que la salud mental de los colaboradores esté en buen estado”, señala Andrea Rojas, Head de People Operations en Runa, plataforma de nómina y gestión de Recursos Humanos.

¿Por qué es bueno para las empresas dejar de abusar de las videollamadas?

De acuerdo con el estudio Nonverbal Overload: A Theoretical Argument for the Causes of Zoom Fatigue, realizado por la Universidad de Stanford, las videollamadas pueden detonar estrés adicional en los trabajadores por diversos factores.

En primera, durante estas reuniones virtuales se interrumpe el ritmo natural de una conversación y fuerza a los participantes a mirarse directamente a los ojos, a diferencia de una junta presencial.

Según esta investigación, el esfuerzo de comunicación que hacen los participantes de una videollamada es más elevado que quien realiza una llamada telefónica.

Además, las personas que tienen una llamada, tienen que hablar más alto en sus intervenciones y tienen que exagerar el lenguaje no verbal para recalcar algún punto.

En una videollamada es más complicado interpretar los gestos y miradas de otra persona.

Estos factores, sobre todo si las reuniones se hacen de manera innecesaria y frecuente, pueden contribuir a que el estrés de los trabajadores se incremente.

Las videollamadas no deben convertirse en un dolor de cabeza

Las videollamadas, igual que el trabajo en casa, llegaron para quedarse. Esta herramienta ha facilitado la comunicación entre los equipos durante la emergencia sanitaria, a través de aplicaciones como Zoom, Meet o Teams.

Gracias a esta tecnología, las empresas han podido continuar con sus operaciones a pesar de la distancia. Sin embargo, hay algunos factores a tomar en cuenta. De acuerdo con Runa, estos son tres aspectos que se deben de considerar a la hora de realizar una videollamada:

La pertinencia de la llamada. Algunas videollamadas se pudieron evitar con un correo o un mensaje de texto. Antes de llamar al equipo a una junta, se debe analizar si el tema lo amerita o si se puede comunicar a través de otras plataformas. El exceso de este tipo de llamadas puede cansar a los colaboradores y repercutir en su desempeño.

Espacio entre reuniones. En ocasiones es necesario tener varias juntas en un mismo día debido a la importancia de los temas a tratar. En estos casos es recomendable que los horarios de las reuniones sean espaciados. De esta manera, los colaboradores pueden tomarse un descanso entre una sesión y otra.

Directo al punto. La comunicación del líder de la reunión debe ser lo más eficiente posible. Esto no significa que el tono de la junta tenga que ser solemne o impersonal. La persona encargada de organizar la videollamada debe de tener muy claros los puntos que quiere tocar y no extenderse en otros temas superfluos. Entre mejor definidos estén los puntos a tratar, la videollamada será mejor.

Síndrome de fatiga y las videollamadas

Debido a la emergencia sanitaria causada por la pandemia, el trabajo en casa se ha convertido en una norma en el último año y medio.

Aunque muchos empleados ya regresaron a sus lugares de trabajo, todavía existe un alto porcentaje que labora desde su hogar.

De acuerdo con cifras de la consultora KPMG, el 63% de las empresas en México planean mantener el esquema de teletrabajo después de la pandemia.

Según este informe, el 91% de los empleados se mantendrán trabajando en esta modalidad al menos dos días a la semana una vez que se controle el virus.

Los trabajadores tienen una relación ambivalente con el trabajo remoto. Por una parte, el 62% cree que son más productivos trabajando desde su hogar.

En contraparte, el 33% señala que una de las desventajas de este esquema es que trabajan más horas que antes y fuera de horarios habituales.