Las consecuencias que se generan en las mujeres que sufren violencia son muchas, sin embargo, cada situación entraña matices diferentes y, por lo tanto, las secuelas no se presentan en todas las víctimas con la misma intensidad ni de la misma forma.
Los costos sociales y económicos de este problema son enormes y repercuten en toda la sociedad.
Las mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de sí mismas y de sus hijos.
Destacan los problemas de concentración, las pérdidas de memoria, la dificultad para pensar en el futuro y planificar o la confusión, etc.
Reducción de conductas de interacción social -dar y recibir-, dificultades para comunicarse o problemas al negociar.
Moretones y lesiones, agotamiento físico, o dolor generalizado en el cuerpo.