De acuerdo con la Convención Sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, es fundamental la crianza positiva y responsable, que es la educación “basada un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad”.

En este sentido, la familia es el primer contacto de formación y socialización para un niño, por lo que es importante reconocer la importancia de educar en casa, pues de eso dependen, en gran medida, los ciudadanos del futuro.

Al respecto, la organización Save The Children señala, en su documento “Educar en Positivo” las tres condiciones básicas para lograrlo:

  • Conocer y entender a los niños y las niñas, según la etapa de desarrollo en la que se encuentren.
  • Ofrecer seguridad y estabilidad, ofreciéndoles confianza, protección y guía.
  • Resolver los problemas de forma positiva, sin recurrir a la violencia física ni a las humillaciones físicas o verbales.

Los límites son importantes

Contrario a lo que algunas personas piensan, en la paternidad y maternidad positiva, es importante poner límites y normas. Sin embargo, es fundamental entender que deben ponerse en un ambiente de amor y respeto.

En cualquier ser humano, el buen trato es sinónimo de amabilidad y generosidad. Educar a un niño y una niña bajo los principios anteriores promueve el diálogo, reafirma su autoestima y seguridad y promueve valores de respeto, empatía y tolerancia.

Por el contrario, en cualquier individuo, los golpes, la violencia, los insultos, o las amenazas generan tristeza, miedo, culpa y soledad.