Aunque el Día de la madre ha adquirido un carácter meramente comercial y consumista, donde se exalta el rol de la madre sacrificada, cuidadora, servicial, sumisa, compasiva, paciente y amorosa.
Sin embargo, el origen de este día está relacionado con la lucha de una mujer, Julia Ward, pionera en el activismo, abolicionismo de la esclavitud y derechos de las mujeres, quien hace una proclama pacifista en 1870, invitando a un Congreso Internacional de Madres en oposición a la guerra.
La lucha por la igualdad de género está influyendo en la forma de “maternar”, de la cual derivan las maternidades feministas, que se caracterizan por ser elegidas y que, entre otros aspectos, buscan cambiar la forma de crianza.
Entendemos o concebimos el acto de paternar y maternar como “una presencia que va más allá del dar y que tiene estrecha relación con ser la guía tutelar de la crianza, ofrecer una imagen de identificación, estar presente, dar ejemplo, amar y ser amado, es el proceso de desarrollar la capacidad de cuidar, proteger y educar de manera vincular y nutricia”.
Georgina Cárdenas Acosta, experta en género y jefa de la carrera de sociología en la FES Aragón de la UNAM, en entrevista con La Jornada señaló a este medio que las feministas ponen énfasis en que sus hijos no repitan estereotipos de género, privilegian el respeto a los derechos de la infancia e incluso están abiertas a que sus descendientes puedan expresar su orientación sexual.
“Decidiste hacerlo (optar por el embarazo) y ejerces una crianza en igualdad, en el reconocimiento de los derechos de la infancia, en el respeto a la diversidad que pueda haber e incluso reconocer que pudieras tener hijos, hijas e hijes de la diversidad sexual.”
Es una crianza “libre de violencia y comprometida con la progresividad de los derechos humanos”, explicó. Esta maternidad “no está reñida con ser feminista, porque el feminismo va por la dignidad de las personas y los derechos humanos, así como por el derecho a decidir sobre tu cuerpo”.
En tanto, Esther Vivas, socióloga y periodista española, aborda las maternidades feministas en el libro Mamá desobediente. “Ser madre no te hace menos feminista; al contrario, el problema no es ser madre, sino las condiciones en las que maternamos”, asegura, y destaca en sus redes sociales que “el derecho al aborto es la premisa imprescindible para una maternidad libre y deseada”.
Ha existido “tensión entre feminismo y maternidad. Históricamente, la relación entre ambos ha sido compleja porque el patriarcado ha usado la maternidad como instrumento para controlar el cuerpo y el destino de las mujeres” y recuerda que “las que apoyaron la segunda ola feminista de los años 60 y 70 se rebelaron contra la imposición de la maternidad”, y por eso, “en cierta forma, se cae en un discurso antimaternal y antirreproductivo”.
Por su parte Aleksandra Miletić-Šantić, abogada y madre soltera de tres hijas/os y que pertenece a la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo es un organización feminista mundial, de membresía, que se dedica a brindar apoyo a los movimientos señala: “En nuestra lucha por la igualdad, tendemos a olvidar que las mujeres también son madres (si así lo deciden). No deberíamos sentirnos avergonzadas por tener la capacidad de dar a luz a un ser humano. Los derechos de las madres son también parte de los derechos de las mujeres. Ser madre y feminista no es una contradicción», dice.
La maternidad debe ser una decisión libre, una opción, no una imposición ni un fin dado por una condición biológica.
Hoy defendemos nuestra libertad y autonomía sobre nuestros cuerpos y proyectos de vida. Tenemos derecho a la autodeterminación reproductiva, podemos elegir entre tener hijos e hijas o no hacerlo y eso no se contradice con nuestra condición de mujeres. Tenemos derecho al ejercicio del placer sexual independiente de la reproducción.
También le recordamos al Estado su responsabilidad en las garantías que ofrecen a las mujeres que desean la maternidad para ejercer su función en las mejores condiciones, para que quienes elijan ser madres lo sean dignamente.