Alentar el machismo en casa además provoca que construyamos “hombres rígidos, que repriman y tengan temor a expresar sus emociones frente a los demás ya que se enseña que “un hombre no llora”.

También provoca mujeres que piensen que “su labor está en la cocina”, y que no se animen a probar actividades distintas, incluso, que no se crean capaces de poder contribuir a cambiar el mundo.

Si reforzamos mensajes machistas en el hogar delimitando los gustos que deben tener los niños y las niñas de manera diferenciada según los estereotipos de género que nuestra sociedad nos impone, construiremos hombres y mujeres que piensen que su rol y lugar en el mundo ya están definidos, y que no pueden ser cambiados por más que piensen, sientan y tengan gustos distintos.

Machismo y violencia

El machismo es la raíz central de la violencia de género. Cuando un niño o una niña se desarrolla en un ambiente familiar agresivo y machista tiene más probabilidad de normalizar la violencia.

La violencia de género es una realidad que las mujeres enfrentan a diario, ya sea a través de agresiones físicas y verbales, hasta estereotipos de género que se normalizan y utilizan a diario.

La principal causa de violencia contra la mujer recae en un problema sociocultural: el machismo, el mismo que empieza a gestarse desde casa.

Roles que fomentan el machismo

Pensar que las niñas no pueden jugar fútbol o pensar que los niños no pueden practicar ballet, son ideas basadas en el machismo que afecta directamente el desarrollo de nuestros hijos e hijas y que moldea su forma de actuar en la sociedad.

De igual manera, pensar que las mujeres deben encargarse solo de las labores del hogar, mientras que los hijos están libres de hacerlo, es una forma de machismo y violencia simbólica que puede resultar en casos futuros de violencia física.

¿Cómo afecta el machismo doméstico a los niños y niñas?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres que han estado expuestos a escenas de violencia doméstica contra sus madres y a normas diferentes para cada sexo son más proclives a cometer actos violentos pues llegan a creer que tienen derecho sobre las mujeres.

De igual manera, las mujeres que han estado expuestas a actos de violencia en casa, donde había privilegios masculinos, corren un mayor riesgo de ser víctimas de violencia de pareja cuando crecen, ya que asumen como normal actitudes machistas que refuerzan la errónea idea de que la mujer vale menos que el hombre.

La OMS agrega que la violencia en casa (sea física o psicológica) también puede incrementar el consumo de tabaco, alcohol y drogas una vez que son adultos.

También indica que la exposición de los niños y las niñas a la violencia de pareja en casa, puede incluirse dentro de las formas de maltrato infantil, por lo que evitar el machismo es el primer paso para que los niños y niñas crezcan en un ambiente seguro, libre de prejuicios y de violencia.

Educar a los niños y niñas es vital para tener una sociedad más igualitaria y justa sin violencia de ningún tipo.

Enseñar con el ejemplo

Los hijos e hijas repiten lo que ven de sus padres. Si ven maltrato en casa lo querrán repetir en su vida diaria.

Debemos enseñar que hombres y mujeres merecen un trato igualitario y siempre respetuoso.

Con acciones concretas debemos demostrarles que los hombres no tienen ningún derecho a tratar mal a las mujeres y las mujeres no son menos capaces que los hombres.

Es importante inculcar que las tareas del hogar corresponden a todos los miembros de la familia.

Asimismo es fundamental que los hijos e hijas vean que ambos padres colaboran con ellas.

Debemos eliminar las creencias machistas acerca de los roles definidos para los hombres y las mujeres en las tareas domésticas.

Se trata de fomentar un ambiente de equipo, en el cual todos colaboren en cualquier tipo de actividad.

No se nace maltratador ni se nace machista, se aprende por imitación. Principalmente en casa. Tanto de la madre como del padre.