Es una de las áreas erógenas más importantes en la mujer y su estimulación puede causar una gran excitación y orgasmos.

Se llama “Punto G” por la inicial del doctor Grafenberg, quien fue el primero en hablar de éste en 1944.

Durante mucho tiempo el tema fue controvertido, pero en la actualidad es reconocida su existencia y hay muchas técnicas que permiten estimularlo.

¿Cómo encontrarlo?

Se sitúa en la pared anterior de la vagina, detrás del hueso del pubis. En general, está “a mitad de camino” entre la entrada y el fondo de la vagina, a unos 4 cm de la entrada.

Pero como cada mujer es única, se puede encontrar justo a la entrada o al fondo. Puedes ir a su encuentro introduciendo un dedo en tu vagina. A unos 4 cm encontrarás una zona menos lisa, más bien rugosa.

Al frotar esta zona un cierto tiempo, sentirás ganas de orinar. La piel se hincha y endurece debido al flujo de sangre: es el punto G.

Esta estimulación puede resultar agradable de forma espontánea o conseguirse con el paso del tiempo. También puedes ayudarte con algún juguete sexual.

¿Cómo estimular el punto G sola o con tu pareja?

El punto G es más sensible si antes se estimula el clítoris. Sola o con tu pareja, repite el ejercicio precedente o guía su mano y su dedo.

Esta zona debe ser excitada de forma más prolongada y más intensa que el clítoris, en movimientos de vaivén o movimientos circulares.

Si utilizas un juguete sexual, elígelo con extremos curvados. También puedes elegir los que ofrecen una doble estimulación, del punto G y del clítoris.

Existen posturas favorables para alcanzar el orgasmo gracias al punto G. Por detrás, el hombre puede alcanzar fácilmente la parte anterior de la vagina. Si te pones encima, acostada sobre tu pareja, puedes dirigir el movimiento y la dirección del pene: para ello échate ligeramente hacia atrás.

Para terminar, el clásico misionero pero con las piernas hacia arriba con los talones sobre los hombros de tu pareja, también es una excelente forma de alcanzar el orgasmo gracias al punto G.