El sexismo se refiere a todas aquellas prácticas y actitudes que promueven el trato diferenciado de las personas en razón de su sexo biológico.

Las prácticas sexistas afectan principalmente a las mujeres dada la vigencia de creencias culturales que las consideran inferiores o desiguales a los hombres por naturaleza.

Muchos integrantes de nuestra sociedad todavía asumen que las mujeres tienen menos capacidad para tomar decisiones, participar en la política, ser líderes empresariales o profesionales competentes por méritos propios.

Tipos de sexismo

Androcentrismo: Consiste en una visión del mundo que tiene como centro o eje principal a los hombres, sus actividades y los valores asociados a la masculinidad como parámetro de lo humano.

La visión “androcéntrica” segmenta a mujeres y hombres, y refuerza estereotipos de unas y otros según los papeles (roles) que deben cumplir en diversos ámbitos de la vida pública y privada.

La visión androcéntrica no sólo minimiza o desvaloriza a las mujeres, también impone un tipo de masculinidad para los hombres.

El “modelo masculino” que aparece como representación de la humanidad reúne un conjunto de atributos caracterizados por la condición social, preferencias sexuales, credos religiosos y apariencia física.

Al igual que sucede con la representación de lo femenino, el modelo de masculinidad se distingue por ser joven, jefe de familia, profesional, físicamente apto, blanco y heterosexual.

Todos aquellos que no cumplen con estos atributos, dígase personas con discapacidad, adultas mayores, pobres, homosexuales, indígenas, etcétera, son invisibilizados o menospreciados con expresiones lingüísticas o imágenes que refuerzan la vigencia de estereotipos sexistas claramente discriminatorios.

Contra mujeres: Este tipo de sexismo es muy común, y va dirigido hacia personas cuyo sexo biológico se corresponde con su identidad de género (femenino).

Contra transexuales: Esta forma de sexismo se aplica a personas cuya identidad de género no se corresponde con su sexo biológico. Es especialmente grave, ya que estos ataques discriminatorios se suman a la ansiedad y el dolor emocional que de por sí produce la disforia de género, un fenómeno psicológico que se da en algunas personas transexuales y sobre el cual puedes leer más en este artículo: “Disforia de género: naciendo en el cuerpo equivocado”.

Contra personas intersexuales: Este es uno de los tipos de sexismo menos extendidos, ya que las personas intersexuales son relativamente poco numerosas. La intersexualidad consiste en una discrepancia entre el diseño de los genitales y la carga cromosómica que se posee (XX o XY). Esta ambigüedad acerca del sexo atribuible a una persona causa rechazo en muchas culturas, incluida la occidental.

Contra los hombres: Este tipo de sexismo está muy relacionado con el concepto de misandria, es decir, la aversión hacia los hombres en general.

Los hombres, por su parte, suelen ser víctimas de sexismo cuando se juzga la capacidad de una persona para cuidar y criar a los niños. Por lo general, se prefiere que una mujer se encargue de los chicos, relegando al hombre en dicho rol.