Durante su vida, una mujer menstruará durante poco más de ¡2 mil días! o el equivalente a casi ¡6 años! ¿Quién dijo que ser mujer era fácil?

Sí, es mucho tiempo para poner nuestra vida en pausa y dejar que ese factor nos limite.

Por ello, desde la Antigüedad, hemos recurrido a todo tipo de objetos para contener y absorber el flujo.

De las compresas de tela a las cada vez más populares copas menstruales, hay un objeto que sin duda ha simplificado el camino a muchas: el tampón.

Los tampones que conocemos hoy en día (con aplicadores y cordón), se comenzaron a comercializar en la década de los 30 del siglo XX, de la mano de un médico llamado Earle Hass. Sin embargo su historia se remonta a muchos años atrás. En Egipto se fabricaban a partir de papiro suavizado, en Roma de lana, en Japón de papel y en África con rollos de hierba. Estos, a diferencia de las compresas, ofrecen mayor libertad de movimiento así como la posibilidad de realizar actividades dentro y fuera del agua. Pero, ¿qué hay de los mitos que los rodean?

Uno de los más extendidos es que no deben utilizarlo mujeres que nunca hayan tenido sexo ya que podrían perder la virginidad. Esto es absolutamente falso. Primero que nada es importante tener claro que el de la virginidad es más bien un concepto moral asociado a la primera relación sexual. El himen, esa célebre membrana que rodea a la vagina, es bastante flexible. Además, tiene una perforación natural que permite el flujo menstrual. Esa abertura es lo suficientemente amplia para que el tampón penetre. Sí, es posible que pueda rasgarlo un poco más, nada que una bicicleta o un paseo en caballo no hagan.

Otro mito muy famoso es que no puedes utilizarlos al dormir. Eso también es falso. Siempre que esté colocado correctamente, es seguro usar tampón durante el día o la noche. Lo ideal es que no los dejes más de 8 horas ya que su uso prolongado es un factor de riesgo del Síndrome de Shock Tóxico, enfermedad provocada por  bacterias.

Que sólo están indicados para los días con más flujo también es un mito. Existen de diferentes tamaños y nivel de absorción que pueden funcionarte para los distintos días de tu periodo. Prueba con distintas marcas y materiales hasta que encuentres los ideales para ti.

Una de las grandes ventajas de los tampones es que pueden utilizarse para nadar en el mar o la piscina con absoluta tranquilidad.

Eso sí, es importante que una vez fuera del agua lo cambies por uno nuevo ya que es posible que el agua de estos sitios contenga sustancias contaminantes, irritantes o bacterias.

Y tú, ¿eres del equipo de los tampones?