Cuando pienso en pedofilia, automáticamente pienso en Lolita, la famosa y polémica novela rusa de Vladimir Nabokov. Mi primer contacto con esta historia no fue a través del libro ni de la película de Stanley Kubrick (1962), sino de la adaptación cinematográfica de los noventa Lolita, una pasión prohibida. En el libro, la historia es una crítica moral con un narrador poco fiable, mientras que en la película de 1997, Adrian Lyne la convierte en una historia erótica de un amor prohibido, normalizando la atracción sexual que tiene un adulto hacia una preadolescente.
En dicho filme, Jeremy Irons está obsesionado por una Lolita que es más precoz que en el libro y que, además, parece de mayor edad. Sin embargo, estas licencias no hacen que el hecho sea aceptablie, ni legal ni moral, pues nada justifica el que un adulto, hombre o mujer, haga algún movimiento sexual sobre un menor de edad.
Esta adaptación es tan solo un ejemplo de las muchas maneras en que los medios de comunicación han normalizado la atracción sexual de adultos sobre niños o adolescentes. Sin embargo, es importante aprender a identificar esta normalización, cuestionarla y no aceptarla.
La versión de Kubrick, sin embargo, permanece cercana a la obra de Nabokov, probablemente porque el autor estuvo involucrado en la creación del guión, convirtiéndose en un filme que sobrepasa al libro.
Por ello, mi recomendación para este mes es que nunca juzguemos al libro por su película, al menos que la adaptación sea de Stanley Kubrick.
Libro: Lolita de Vladimir Nabokov
Película: Lolita (1962) de Stanley Kubrick
© D.R. Alexandra Stevens, 2019.