Somos libres, sin importar nuestra edad, género, condición física, cultural, étnica o religiosa. Libres para decidir sobre nuestro cuerpo. Libres para vivir sin violencia. Tenemos derecho a una vida digna, amorosa y respetuosa. Derecho a estudiar, a trabajar y a ser económicamente independientes. Derecho a un salario justo y equitativo. Derecho a una maternidad y paternidad por elección y a criar a nuestros hijxs en un ambiente lleno de paz. Tenemos derecho a defender lo que es nuestro: nuestro espíritu, nuestro cuerpo, nuestra mente.
Nadie puede humillarnos. Nadie puede violentarnos. Nadie puede degradarnos, invalidarnos o anularnos. Nadie puede manipularnos o chantajearnos. Nadie puede decirnos qué y cómo debemos sentirnos, porque eso es sólo nuestro.
estamos unidxs porque estamos convencidas de que sólo en la equidad y la justicia progresaremos. Queremos asegurarnos que tus decisiones sean conscientes, informadas y libres de toda presión.
Por eso, si te incomoda, si te avergüenza, si te hace sentir vulnerable, si no te gusta, si te lastima, si sus palabras te hieren, si te sientes oprimidx o forzadx, si sientes que estás en peligro, si te amenaza, si tienes miedo… no te calles, no es tu culpa. Haz un alto y recuerda: siempre tienes el poder de decir no.