Cuando afrontamos una crisis, es natural sentir ansiedad, debido a lo desconocido o los cambios repentinos. Es una reacción normal que sintamos la necesidad de tener seguridad, certidumbre y control.

El COVID-19 ha tenido grandes efectos en casi todos los aspectos de nuestras vidas, ocasionando en muchas personas en mayor o menor grado, ataques de ansiedad.

Con las escuelas y algunos lugares de trabajo cerrados, la contingencia sanitaria está influyendo en la vida cotidiana. Hemos cambiado la forma percibir, sentir y vivir la vida en muy poco tiempo.

Así como otras emociones, la ansiedad es normal y sirve como una señal a la que debemos prestar atención para protegernos a nosotros mismos. La ansiedad nos alerta. Y nos lleva a adaptarnos. Pero, cuando nos sentimos agobiados o superados por la ansiedad, esta emoción nos puede perjudicar.

Una técnica para controlar la ansiedad es el grounding o “hacer base”.

Esta práctica te ayuda a enfocarte nuevamente en el presente y no dejar que los sentimientos de angustia, preocupación o pánico se lleven tu mente hacia recuerdos o pensamientos no deseados, desafiantes o negativos.

Lo primero que tienes que hacer, es respira profundamente, tratando de inflar tu estómago como si fuera un globo, inhalando en tres tiempos exhalando en 6, siempre por la nariz.

Lentamente mira alrededor y encuentra lo siguiente:

  • 5 cosas que puedas mirar.
  • 4 cosas que puedas tocar.
  • 3 cosas que puedas escuchar.
  • 2 cosas que puedas oler (o 2 olores que te gusten).
  • 1 emoción que puedas sentir.

Aunque te parezca una técnica sencilla, no es fácil de hacer cuando las emociones son fuertes.

Recuerda que es importante que aceptes la ansiedad como una de las muchas emociones que existen, y que en estos momentos de confinamiento es normal que te invada.