El Congreso de la Ciudad de México aprobó el 14 de marzo de 2023, la iniciativa que eleva a rango constitucional el derecho a la lactancia materna.
Por lo cual, se reforma y adiciona el numeral 1, apartado C del artículo 9 de la Constitución Política de la Ciudad de México, para establecer la lactancia como un derecho humano, y además, se establece que derivado de ello, la legislación secundaria deberá garantizar su ejercicio pleno.
En la sesión, el diputado Diego Orlando Garrido López –presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales e Iniciativas Ciudadanas– señaló que “se busca reconocer a la lactancia como el derecho humano que garantiza a la niñez el derecho a una alimentación adecuada desde su nacimiento; y a la vez protege el derecho de las mujeres a la libre determinación sobre su cuerpo. Además, establece en forma general que las autoridades fomentarán de forma progresiva y armónica el ejercicio de este derecho a la lactancia materna”.
Por su parte, la diputada promovente Polimnia Romana Sierra Bárcena, resaltó los beneficios de la lactancia materna para criar niños más sanos, felices y menos agresivos; al tiempo que señaló las deficiencias de las fórmulas lácteas, que contienen exceso de azúcares y añadidas, grasas trans y sodio.
Aunque pareciera una obviedad que la lactancia materna y su cumplimiento es un derecho universal que toda madre, niñas y niños deben tener de manera absoluta, fue hasta apenas hace algunos años, específicamente el 22 de noviembre de 2016, que Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) emitió un comunicado en Ginebra en el que la reconoce como un derecho humano que debe de ser fomentado y protegido.
Al respecto, recientemente, en febrero de 2023, el Senado de México aprobó, con 81 votos a favor, una reforma a la Ley Federal del Trabajo para ampliar el periodo de lactancia de seis meses a dos años, y se remitió a la Cámara de Diputados para su revisión y aprobación.
Algunos de los objetivo de esta reforma, son garantizar el derecho humano a la maternidad en el ámbito laboral, evitar despidos de las mamás trabajadoras, así como ampliar los derechos que protegen a las y los niños, en materia de nutrición y alimentación.
Dentro de las disposiciones se platea que, en dicho periodo, podrán solicitar flexibilidad de su horario laboral, y en casos extraordinarios llevar a sus hijos al centro de trabajo, siempre que no se pongan en riesgo la integridad de los menores, y previo acuerdo con el patrón.
Por su parte, los patrones tienen que garantizar espacios dignos, adecuados, privados, higiénicos, dignos y accesibles, para la lactancia.
La lactancia materna exclusiva (LME) es un tipo de alimentación que consiste en que el bebé solo reciba leche materna y ningún otro alimento sólido o líquido a excepción de soluciones rehidratantes, vitaminas, minerales o medicamentos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan que esta se mantenga durante los primeros seis meses de vida y se sugiere que esta inicie en la primera hora de vida después del parto, que sea a libre demanda y se evite el uso de fórmulas infantiles.
Además de proporcionar a niñas y niños todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna proporciona beneficios emocionales y psicológicos tanto al bebé como a la madre, y ayuda a las familias a evitar gastos adicionales en fórmulas, biberones y, al propiciar la mejor salud del bebé, reduce también los gastos en consultas médicas y medicamentos.
A pesar de esto, en México, solamente 1 de cada 3 bebés recibe leche materna como alimento exclusivo hasta los 6 meses.
Muchos reciben alimentos o líquidos adicionales desde su primer mes de vida como fórmulas, leche de vaca u otro animal y bebidas azucaradas.
Además de proporcionar todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna ayuda a prevenir infecciones gastrointestinales y respiratorias, obesidad, diabetes, leucemia, alergias, cáncer infantil, hipertensión y colesterol alto. Así mismo, puede contribuir a prevenir la infección la infección por COVID-19.
Las niñas y los niños que son alimentados al seno materno tienen menor riesgo de mortalidad en el primer año de vida que quienes que no lo son4.
Por otro lado, también se ha observado que la lactancia materna se asocia con el desarrollo cognitivo a largo plazo y el coeficiente intelectual que, a su vez, está asociado con el nivel educativo y los ingresos que una persona percibe5.
La lactancia no sólo beneficia a los bebés sino también a las mamás, ya que a corto plazo ayuda a su recuperación física, por ejemplo, disminuye el riesgo de hemorragia después del nacimiento y reduce el riesgo de depresión post- parto.
A largo plazo contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovario, cáncer de mama, diabetes tipo II, hipertensión, ataques cardíacos, anemia y osteoporosis.
La lactancia contribuye al desarrollo de los países pues ayuda a disminuir costos para atender enfermedades como diabetes, cáncer, hipertensión, entre otras.
En México, se estima que el costo asociado a la salud de la niña o el niño por una mala práctica de lactancia materna va de $745.6 millones a $2,416.5 millones anuales, y de estas cifras el costo de la fórmula infantil representa del 11 al 38%6 .
Además, la lactancia materna ayuda en el cuidado del medio ambiente pues no produce desechos ya que evita el uso de materiales contaminantes para publicidad, envasado y transporte.