Luego del asesinato de María Guadalupe Martínez Aguilar, rectora de la Universidad Valladolid, en el Municipio de Emiliano Zapata, a unos 50 kilómetros al sur de Veracruz, quien fue ultimada a balazos el lunes 29 de junio de 2020 a plena luz del día, rectoras de universidades públicas y privadas del país, manifestaron su indignación y agravio por la violencia contra las mujeres que no cesa.

A través de una carta dirigida al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, al Poder Legislativo, al Poder Judicial, a los Gobernadores y Presidentes Municipales, hacen un llamado a los tres poderes y a los tres órdenes de gobierno, y particularmente a los municipios y estados donde se ha declarado alerta de género, a establecer políticas que reviertan los índices de recrudecimiento de la violencia contra las mujeres.

La rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara, publicó en su cuenta de Twitter @SaraLdeG un link para descargar la carta con un mensaje que señala:

Las rectoras que firman son de la Universidad del Caribe, Universidad del Claustro de Sor Juana, Presidenta del Colegio de México, Universidad Autónoma Indígena de México, Universidad Autónoma de Occidente, Universidad Autónoma de Querétaro y Universidad Veracruzana.

En el documento cuestionan: ¿Qué garantías tenemos las mujeres hoy en México, si no existe un lugar en el espacio cotidiano en donde estemos seguras? ¿Cómo podemos hablar de que “en México la familia es fraterna”, mientras sabemos que las niñas y las mujeres seguimos viviendo violencia al interior de nuestros hogares, atrapadas por el confinamiento y la cultura que naturaliza la violencia?

Es escalofriante constatar que vivimos en “tierra de nadie”: dejamos que las cosas crecieran desde la década de los noventa en Ciudad Juárez, asumiendo que estaba muy lejos y que eso solo les pasaba a “mujeres de estratos humildes”, en una lógica enferma, discriminatoria, racista y clasista que las consideró desde entonces “cuerpos prescindibles”.

Dejamos pasar la violencia, tanto la sociedad mexicana en su conjunto como los gobiernos municipales, estatales y Federal. Hoy pasa en todos los espacios, también en nuestras universidades y a mujeres de todas las clases, niveles, formaciones, extractos.

¡Detengamos la violencia! No queremos callarnos ni sumarnos al egoísmo ni a políticas públicas que se niegan a reconocer el aumento del gravísimo problema de la violencia de género y de su expresión más cruda reflejada en el número creciente de feminicidios.

Exigimos un verdadero Estado de Derecho que establezca mecanismos de defensa y apoyo de la sociedad civil y que propicie instituciones que impartan verdadera justicia.

Exigimos a las autoridades correspondientes, que de una vez por todas cumplan su obligación de garantizar la seguridad, la igualdad y la paz que merecemos las mujeres mexicanas.